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Nuestra historia

Pastelería Longinos comenzó su andadura allá por el año 1929, cuando nuestro abuelo, después de trabajar en un horno de bollería, se decidió por crear su propio negocio en la calle Tarragona y con el eslogan "bollería fina". Su especialidad eran las tortas de alcázar, los mojicones y los bizcochos de soletilla, hasta que se incorporó al trabajo la segunda generación de artesanos pasteleros y empezaron a elaborar toda clase de bollería. Pasada la guerra civil, el abuelo Longinos y su hijo Manuel se trasladaron a la calle Alamedilla 21, donde pudieron trabajar con un horno más grande.

Con el tiempo introdujeron otros productos como las palmeras, las milhojas o los pestiños, así como los buñuelos y los roscones de reyes, los productos estrella de la época. Con él, su mujer, a la que conoció a mediados de los 50, lucharon por la continuidad del negocio, para que la actual tercera generación se hiciese cargo.

En el año 67, a Longinos le otorgaron la medalla de oro al Mejor Pastelero de Madrid. En 2007, la Asociación de Pasteleros y la Asociación de Empresarios otorgaron una placa de honor al matrimonio por tantos años trabajados juntos.

En la actualidad, la tercera generación es la que se encarga de continuar con este negocio con más de 90 años de historia, con Jesús y su esposa Montse al frente.

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